El barrio del Vennekant se sitúa en la periferia del anillo medieval de Mechelen, parte de la primera extensión extramuros de la ciudad en el periodo de entre guerras del siglo XX. Construido de acuerdo a los principies higienistas del momento, este barrio residencial está compuesto principalmente de viviendas unifamiliares adosadas destinadas a la clase trabajadora, modestas en tamaño, pero con generosos jardines a interior de manzana.

 

Tras el análisis del uso de las parcelas se detecta la existencia dentro de casi cada una de las manzanas del barrio de grandes superficies dedicadas a garajes privados que suplen la deficiencia de parking en la zona, así como la ausencia de garajes de las viviendas adosadas. Sin embrago, con el uso de servicios de vehículos compartidos al alza, se prevé una reducción considerable de la necesidad de garajes privados. Esto abre una oportunidad para convertir estas parcelas en espacios de públicos y equipamientos de barrio que rindan servicios energéticos, provean de nuevos equipamientos sociales y permitan usos productivos de economía circular. La apertura de conexiones del exterior de las manzanas a estos espacios interiores crea también la oportunidad de generar nuevas vías verdes y rutas peatonales alternativas a las calles existentes.

 

 

En lo que se refiere al tejido de vivienda, la cesión del uso publico de una porción de la parcela dedicada a jardín podría compensarse con la otorgación de permisos de ampliación que permitan aumentar la densidad residencial de la zona, así como mejorar la calidad de las viviendas en si mismas. Con la única limitación del mantenimiento de la línea de tejado, rara es la vivienda que desde su construcción original no ha sufrido alguna alteración importante de su volumen cada pocas décadas. Solo recientemente las ordenanzas municipales empezaron a imponer limitaciones y condiciones a la ampliación de la vivienda unifamiliar. Las múltiples adiciones proporcionaron en su momento acceso a los conforts modernos (la adición de un baño junto a la cocina es típica) y espacio extra para familias en expansión, pero han supuesto a menudo un interior cavernoso y sin ventilación apropiada, a medida que la fachada posterior se alejaba de la fachada frontal.

Las nuevas vías publicas de acceso al interior de la manzana propuestas abren la oportunidad para nuevas ampliaciones, tanto adyacentes como separadas del volumen principal, así como la introducción de nuevos usos comerciales. La intención es catalizar un proceso de “slow soft densification” impulsado principalmente por los habitantes mismos de la zona.